Hace tiempo escribí esta carta con deseos para el nuevo año, fue una "excusa"para participar en un concurso que había en un periódico de la Sierra Oeste de Madrid... la verdad es que realmente lo que deseaba era escribir algo vaciando mi Ser, comunicando mi sentir... Escribir algo atemporal que sirva para cada año que comienza, sea en 1950 ó en 2025. Algo creado desde el corazón, no desde la mente, algo hecho con amor... y recibí mi premio... porque la carta no gano el certamen pero quedó entre las diez finalistas y fue publicada en Febrero de 2006.
Simplemente este año le cambié la fecha para compartirla con vosotros. Y la carta dice así...
Cuando me
despedí del anciano año 2014 lo hice con un tierno beso, entonces el joven 2015,
me abrazó con sus jóvenes brazos, emprendíamos juntos un nuevo camino, rumbo
hacia los próximos doce meses, y yo llevaba por equipaje una maleta repleta de
ilusiones y sueños.
En
principio pensé: “doce meses, doce deseos”, o quizás, “doce nuevos proyectos”,
“doce nuevas ilusiones”; pues bien, tampoco es exactamente así.
Yo deseo
que la nieve se funda de los corazones de aquellos que no aman, y con sus
aguas, cree un río de esperanza que fluya entre los humanos. Que el color no
sea algo que distinga a las personas como diferentes, sino algo que nos una y
brille en cielo como el arco iris después de una tormenta, porque esa tormenta
es la que generaría la unión de todos nosotros que convivimos en un mundo
apesadumbrado por el dolor.
Que
regalemos sonrisas por la mañana, porque una sonrisa cuesta poco y se valora
mucho, porque quien la recibe se siente con ganas de regalar otra, y porque
quienes no saben sonreír, tienen que conformarse con las sonrisas de otros para
aprender a hacerlo.
Que en
los fríos días de inviernos sintamos el calor de la amistad, de la familia; que
las oscuras noches se iluminen con la luz de nuestro interior, que la soledad
no habite nuestros corazones, que sólo sea buscada como beneficio de una paz
interior.
Que la
navidad no sea una época del año en la que el consumismo, la hipocresía, y la
locura transitoria de un amor que renace para morir días después se instala
entre nosotros y nos revoluciona. No. Yo deseo que la Navidad sea de verdad,
sea una forma de vida, y sus letras se transformen en siglas: N.A.V.I.D.A.D., Nacer, Acoger, Vivir, Implicarse, Dedicarse, Amar, Darse.
Que
aprendamos a vivir una vida diferente lejos de los agobios y el stress que nos
torturan día a día en una ciudad enferma por las prisas, que aprendamos a
esperar a tener la calma suficiente para no correr a todas horas.
Que nos
dejemos contagiar por la inocencia del niño, la fuerza y vigor del
adolescente, la madurez y experiencia
del anciano, que pensemos que cada día que pasa es un día más que nazco, un día
más que muero, un día más en el que puede haber miles de sorpresas que vivir,
miles de cosas que aprender.
Deseo que
nuestros cuerpos sean vistos al exterior como algo bello, no como una frontera
infranqueable en la que siempre hay defectos: más alto, más delgado, más guapo,
más rico, más inteligente… que nos
preocupemos más por el interior, y menos por el exterior, que es tan sólo la
envoltura de lo que todos llevamos dentro; es como cuando damos un regalo, lo
primero que ves es envoltorio, pero lo mejor está dentro.
Dentro de
nosotros hay todo un potencial, escondido en la cárcel de nuestros pensamientos
donde residen las ideas, que las ideas maravillosas salgan a la calle e
impregnen a otros con su aroma, que compartir sea una palabra desgastada por su
uso y aunque los días sean grises y llueva, sol brille para todos.
Tal vez
,esta sea la carta de una soñadora, porque soñar es barato, es sano, ejercita
la mente, te transporta, te hace creer que algunas cosas algún día llegarán,
algún día serán ciertas y podremos salir a la calle con una sonrisa propia, no
una sonrisa prestada.
Estoy
convencida de que el mundo toma las alegrías prestadas, las sonrisas
alquiladas, pues bien, somos usufructuarios de una vida y ojalá este año todos
trabajemos para la misma empresa: El Mundo, y consigamos así, un mundo mejor.
No
quisiera despedirme sin antes desear mucha suerte a aquellos que me quieren, a aquellos
que me conocen, a aquellos que no saben de mi existencia pero algún día
llegarán a conocerme, y sobre todo aquellos que con su cariño y apoyo me dan el
combustible necesario para seguir viviendo, y entre ellos se encuentras los que
me animan a escribir este tipo de cartas.
Mis
mejores deseos para 2015.
Un abrazo.
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