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viernes, 28 de febrero de 2014

Hooponopono


Hooponopono es una técnica ancestral Hawaiana para “borrar memorias” que nos están bloqueando en nuestra vida y para pedir perdón, el perdón es profundamente sanador, a veces necesitamos perdonar porque si no lo hacemos el resentimiento y el rencor es el veneno que tomamos nosotros pensando que llegará al receptor. Es importante amarnos, perdonarnos por aquello que no nos gustó de nuestras propias acciones o por lo que hace que no estemos satisfechos de nosotros mismos. Perdónate, se benévolo contigo, en ocasiones nos ponemos el listón muy alto, amate por encima de todo, perdónate, nada es perfecto y a la vez es perfecto en su forma, en como sucede, porque es el aprendizaje necesario para seguir adelante en la escuela de la vida.

Hooponopono significa “corregir el error”, “acertar el paso”.


Imagina tu mente como el disco duro de un ordenador, en él hay archivos de diferentes formatos y programas para funcionar, pero… ¿Qué sucede cuando esos programas son obsoletos o venían de serie con el ordenador? Puede que algunos sean útiles, otros ya no nos hacen falta y es necesario cambiarlos por unos que estén actualizados, o simplemente están haciendo que el sistema no funcione correctamente. Hooponopono trabaja desde el inconsciente borrando estos programas.

Hace unos años un amigo y compañero de Reiki me envió por e-mail un libro sobre Hooponopono. Abrí el correo con curiosidad. No tenía  ni idea que era eso. El nombre me llamó la atención. Leí el libro, sentí que no acababa de creer lo que ponía. Dos meses más tarde volví a leer el libro. Después lo dejé “aparcado” y seguí con otras cosas. Aproximadamente un año más tarde retomé su lectura y algo dentro de mí me impulsó a practicarlo e investigar. Dicen que: “Cuando el alumno está preparado aparece el maestro” y así fue, el maestro apareció en forma de libros de Hooponopono que me iban prestando, leí, analicé, navegué por la red buscando información, seguí practicando e investigando durante dos años.

El corazón de Hooponopono es una sencilla oración que encierra en sí misma todo el amor hacia los demás a través de la humildad y el deseo de mejorar: Lo siento, perdóname, te amo, gracias.

Todas mis dudas desaparecieron, esté sencillo método funciona, vi, sentí y lloré de alegría ante los “milagros” que se produjeron en mi vida y a mi alrededor. Entonces fue cuando decidí hacer un manual de trabajo y lanzarme a la aventura de impartir talleres y la magia se multiplicó aún más en mi primer taller.

Os invito a practicar Hooponopono, os invito a dejar atrás todas las creencias limitantes que nos bloquean en la vida para caminar con libertad y respirar a pleno pulmón.

El próximo 14 de Marzo volveré a vivir la gracia de Hooponopono en el taller que impartiré en Madrid, estoy segura de que la magia y los milagros están presentes si creemos en ellos, si nunca dejamos de ser niños y sonreímos día a día a ese sol que nos alumina a todos. Si os animáis ¡Todavía quedan plazas! La información está en la pestaña cursos y talleres del blog, también podéis contactar conmigo en el e-mail que aparece en el blog o alarcongarvin@telefonica.net

Y no quisiera acabar este pequeño escrito sin recordar una frase que me decía mi abuela: “No hay cura para el amor, y sin embargo el amor todo lo cura” mi abuela era una mujer muy sabia que llevaba el amor y la sonrisa por bandera, que cocinaba en sus fogones el amor hacia los demás, dejó una profunda huella en el corazón de los que la conocimos, a ella dedico hoy este escrito y mi próximo taller, porque donde quiera que esté siempre llevaré su recuerdo conmigo.












domingo, 16 de febrero de 2014

El Observador



En el día a día estamos “programados” para hacer un sinfín de actividades y tareas que nos llevan a una espiral, a una rutina en la que cada hora o día está prevista para una determinada cosa. Esto nos lleva a estar proyectados hacia fuera, hacia lo que hay que hacer, viviendo en el exterior.

Tenemos pocos momentos para “ver” qué es lo que está sucediendo “ahí dentro”. Todo lo que ocurre a nuestro alrededor es una proyección de nuestro interior. A quien no le ha pasado levantar la persiana ver el día lluvioso, con el cielo gris y pensar “que día más triste” ¿El día es triste o la tristeza la tengo yo? Posiblemente los niños piensen que es un día divertido en el cual saltar sobre los charcos y ducharse con el chubasquero puesto con el agua que cae de los canalones de los edificios.

Cuando observamos lo que sucede a nuestro alrededor casi siempre pensamos que las cosas vienen de fuera ¿Vienen de fuera o las vemos desde fuera?

Meditar nos lleva a observar imparcialmente lo que acontece fuera y dentro, de nosotros, nos centra en el momento presente, en ese instante irrepetible y único que es cada momento de nuestra vida.

Cuando observas tu respiración entras en un espacio donde eres tú, sin roles, sin juicios, sin más, sólo tú, entendiendo tú como esa esencia perfecta y profunda más allá de lo que se aprecia desde el exterior y aquí es donde viene la magia, aquí es donde todo se da, donde todo sucede sin más, donde las etiquetas no existen… entonces puedes observar los pensamientos como si tuvieses una enorme pantalla en la cual mirarlos como miras una película.

Al verlos como algo fuera de ti, la mente descansa.

Meditar nos lleva a entender lo que no podemos ver con los ojos. Cuando los cerramos y nos anclamos a la respiración comenzamos a aceptar, a conocer parte de nosotros que era desconocida, es como meterse en una gruta con una linterna y ver que es mucho más grande de lo que pensabas.

En el estado de observador imparcial, sin juicios el tiempo se diluye porque realmente el tiempo es algo que hemos inventado para entender nuestra propia realidad. Aquí contactamos con la magia de estar en el Ser, de estar en nuestro templo, porque nuestro interior es un templo al cual siempre podemos acudir.

Muchas personas dicen que no tienen tiempo para meditar, a veces dos o tres minutos pueden cambiar la calidad de lo que estás percibiendo o pueden cambiar tu estado. Si notas que estás nervioso, algo te supera, estás cansado, agotado emocionalmente… haz la prueba: siéntate con la espalda recta, cierra los ojos y observa tu respiración, relaja tu cuerpo con cada exhalación, deja que los pensamientos pasen… después incorpórate a tu actividad, dos o tres minutos no harán que tus cosas se paralicen conseguirás relajarte y aclarar tu mente.







viernes, 7 de febrero de 2014

Somos mucho más de lo que pensamos

Somos mucho más de lo que pensamos. Al meditar nos descubrirnos, nos acercamos a la naturaleza esencial de las cosas.
 
Nuestra mente es poderosa, hay momentos en que ella tiene el control sobre nosotros, es quien nos dirige, entonces lo primero es tranquilizarla y luego direccionarla de manera que tengamos la paz y el equilibrio que deseamos. Cuando se trabaja desde este punto aparece la luz en el camino y todo se ve con claridad.

Meditación es estar presente, aquí ahora, alerta siendo un testigo de todo lo que acontece dentro y fuera de uno mismo. Al meditar nos convertimos en observadores de nuestros propios pensamientos y comenzamos a percibir el entorno de forma diferente.

Meditar es conectar con nuestro ser interno, entrar en ese momento de paz y armonía que reside en nosotros y que es un estado normal en nuestro interior, es recordar el sosiego y equilibrio olvidados en una sociedad de que mueve a un ritmo frenético.

Meditación no es concentración. Es simplemente conciencia. Es relajarse y observar tú respiración. El acto inconsciente de respirar se convierte en algo consciente y en esa observación no se excluye nada… deja que todo suceda sin más… pase lo que pase, no pasa nada, acéptalo… sin juicios.

Meditar nos lleva al momento presente en el que el tiempo se diluye porque sólo existe el ahora, es una manifestación de paz y relajación profunda. Es hacer “turismo interior” (expresión empleada por Angel García Almadetao) es dejar de proyectarse hacia fuera para sumergirnos en las profundidades de nuestro ser. Es entrar “dentro” para comenzar a “ver” y a conocer a ese extraño con quien convives: tú mismo.